jueves, 1 de diciembre de 2016

Firmas manuscritas y electrónicas en los documentos

La firma es una de las formas más comunes de otorgar autenticidad a un documento de gestión en una empresa, institución o personal. La firma está compuesta por varios elementos que a veces se confunden a la hora de utilizarse y se toma el todo por la parte. En el caso de la firma manuscrita suele pasar con la rúbrica y en el de la firma electrónica con el certificado electrónico.


En el lenguaje común hay dos palabras que se utilizan indistintamente como son electrónico (qué se transmite por electrones) y digital (que utiliza los dedos o que utiliza dígitos, también hay quien distingue la firma digital como el conjunto de firma electrónica y certificado electrónico). En las leyes reguladoras (Firma electrónica y ENI, entre otras) se utiliza siempre el término electrónico así que me quedo con él pensando siempre en la necesidad de un ordenador/móvil y sus periféricos como intermediarios.


Una firma manuscrita está compuesta por el nombre de la persona que firma, por el cargo o competencia por la cual puede firmar y la rúbrica que es inherente a la persona. Una firma electrónica, incluye un código específico que sería el equivalente a la rúbrica, pero el sistema es mucho más complejo para garantizarlo.


Ahora bien, existen ventajas y desventajas de uno y otro tipo de firma a la hora de trabajar con documentos de archivo.


compara-firmas

Resulta complejo y todavía estamos en los inicios del uso masivo de la firma electrónica. Ya existen entornos en los que se utiliza de forma habitual, como son las facturas electrónicas o las presentaciones de impuestos. Pero también se está trabajando en la línea de la firma inherente a la persona y válida en entornos virtuales. Es el caso de la tecnología biométrica que va a permitir identificarnos en la distancia a través de rasgos únicos como son el iris del ojo o la lectura de huellas dactilares.